En lo alto de una montaña sagrada, una figura ancestral de mirada serena y rostro tallado en la roca custodiaba un tesoro más valioso que el oro y la plata: la sabiduría del equilibrio entre la tierra, el hombre y lo invisible.
Cuenta la leyenda que el Rey Blanco, un antiguo soberano de espíritu justo y conexión profunda con las fuerzas naturales, desapareció entre nieblas plateadas tras entregar su corona a las estrellas. Desde entonces, su rostro emerge entre piedras y sueños, como un símbolo eterno de propósito, protección y transformación.
Cada pieza de nuestra joyería está inspirada en esa figura mítica.
Portar una joya Rey Blanco es llevar la leyenda con vos: una historia de fuerza, belleza y sentido.
